01 Dic Rosa, todo corazón
Hoy día uno de diciembre me decido a comenzar un camino nuevo. En el apartado de historias mostraré a personas que brillan. Cansada de malas noticias que no me ayudan nada a vivir, deseo contar historias sencillas de personas, que brillan por sí solas e iluminan a las demás.
Hoy día 1 de diciembre comienzo con una persona que en mi vida han sido muy relevante. Se llama Rosa y hoy es su cumpleaños.
A Rosa la conocí en la fundación Andrés Olivares. Cuando entré a la sala blanca me la presentaron. Una mujer que por su sonrisa y mirada sincera me cautivó en seguida.
Dentro de la fundación es la encargada de impartir ‘Terapia de equilibrio cuerpo mente’, basada en terapias integrativas.
Al principio no sabía muy bien de qué se trataba. Pero sólo una imagen me fue suficiente para comprender que en esas situaciones extremas, donde hay familias en las que un hijo enferma su cuerpo físico, es igualmente importante su estado emocional.
Pues solo la imagen de Rosa, acariciando el pelo de una madre rota de dolor mientras la miraba a los ojos y la escuchaba en silencio, rompió un muro de creencias y entendí qué necesario es escuchar, acariciar, comprender, no juzgar y sobre todo sonreír a personas que necesitan una mano que las saque del dolor, para poder continuar con sus vidas.
Solo el amor transforma, solo el amor sana, y allí Rosa me lo enseñó con su sencilla sonrisa. Comprendí cuánto se necesita una terapia para el corazón cuando fallan las fuerzas. Ella es una tabla de salvación para muchas madres a las que cada mañana les cuesta entrar a las habitaciones de sus hijos, con una sonrisa que no muestre miedo o dolor.
Rosa en su camino de expansión, realiza meditaciones, paseos por la montaña para dar las gracias a la vida y la naturaleza. Además de la fundación tiene una consulta en casa a la que acuden personas con su alma rota y necesitan recibir el amor, consuelo y las palabras que salen de su corazón. Porque Rosa hace tiempo fue valiente y rompió con su antigua vida para encaminarla a la ayuda a los demás. Y en ese camino, transforma y se expande como una flor con su dulce aroma.
Gracias Rosa por cruzarte en mi vida.
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